Vuelvo, años después, a mi gran encrucijada.
No sé por qué escribo "vuelvo" cuando en el plumero solo puedo observar algunos "aquí sigues y no me sorprende" y unos cuantos "no te he olvidado ni lo he intentado", acompañados de suspiros, risas nerviosas y frases vacías que no consigo rellenar después de dar un trago a mi amarga bebida.
Vuelvo, escribo otro párrafo, y aquí libero la impotencia que llevo dentro de mí; salen deseosos de irse de esta zona de confort y volver al inmenso puente de piedra que aún resuena con cada paso que doy por las aceras, parece que me acerco pero no avanzo ni un milímetro hacia ti por mucho que estire los brazos, sigo estancado aquí esperando todavía la señal de salida para correr junto a todas mis emociones que se mueren por florecer por ti porque han visto lo bonito que es el verano en mi corazón y nunca lo han visto de la misma manera.
Aunque esté en un inmenso otoño casi sin retorno y el frío venga bien para curtirme quiero volver años atrás y arreglar nuestro tiempo perdido en otros labios, porque si me lo permites abrazaré cada hoja que se caiga en nuestro propio otoño, besaré cada herida de tu piel y la miraré como símbolo de batalla como valiente y apuesto guerrero que eres, no tiraré a la fosa común mi esperanza y la haré florecer hasta que entre por mis entrañas, solo si me dejas, solo si nos quieres libres entre las arrugas de tus sábanas cerca de las pliegues que se crean con tu sonrisa, solo si vuelves.
Es obvio que pienses que no puedo querer nuestro verano cuando sigo en otoño, pero si salgo sin nada que me apoye me volaré entre tanto aire, ya he probado a navegar por los cielos y solo he comprobado lo duro que está el suelo y que la caída siempre es inminente, no permitiré volver a empezar a desplomarme, no ahora que te veo brillar a lo lejos.
Siempre a lo lejos y nunca aquí al lado.
Seguiré esperando, te dejo la puerta abierta, la comida en la mesa y mi mirada en el cuarto.
No sé por qué escribo "vuelvo" cuando en el plumero solo puedo observar algunos "aquí sigues y no me sorprende" y unos cuantos "no te he olvidado ni lo he intentado", acompañados de suspiros, risas nerviosas y frases vacías que no consigo rellenar después de dar un trago a mi amarga bebida.
Vuelvo, escribo otro párrafo, y aquí libero la impotencia que llevo dentro de mí; salen deseosos de irse de esta zona de confort y volver al inmenso puente de piedra que aún resuena con cada paso que doy por las aceras, parece que me acerco pero no avanzo ni un milímetro hacia ti por mucho que estire los brazos, sigo estancado aquí esperando todavía la señal de salida para correr junto a todas mis emociones que se mueren por florecer por ti porque han visto lo bonito que es el verano en mi corazón y nunca lo han visto de la misma manera.
Aunque esté en un inmenso otoño casi sin retorno y el frío venga bien para curtirme quiero volver años atrás y arreglar nuestro tiempo perdido en otros labios, porque si me lo permites abrazaré cada hoja que se caiga en nuestro propio otoño, besaré cada herida de tu piel y la miraré como símbolo de batalla como valiente y apuesto guerrero que eres, no tiraré a la fosa común mi esperanza y la haré florecer hasta que entre por mis entrañas, solo si me dejas, solo si nos quieres libres entre las arrugas de tus sábanas cerca de las pliegues que se crean con tu sonrisa, solo si vuelves.
Es obvio que pienses que no puedo querer nuestro verano cuando sigo en otoño, pero si salgo sin nada que me apoye me volaré entre tanto aire, ya he probado a navegar por los cielos y solo he comprobado lo duro que está el suelo y que la caída siempre es inminente, no permitiré volver a empezar a desplomarme, no ahora que te veo brillar a lo lejos.
Siempre a lo lejos y nunca aquí al lado.
Seguiré esperando, te dejo la puerta abierta, la comida en la mesa y mi mirada en el cuarto.